11- Automáticos: El variador continuo en las motos de gran cilindrada (III). Las -muy pocas- motos CVT: los prototipos Gilera 850
Después de la llegada a principio del Siglo XXI de los tres scooters japoneses que, con sus motores bicilíndricos entre los 500 y 650 cc daban un salto en la cantidad de potencia y par que podía aguantar un CVT, tendríamos que esperar un lustro para recibir la respuesta europea, italiana más bien. Y además lo hacía en una moto 'convencional', no en una moto scooter: la Aprilia Maná 850. Pero antes, hablemos de la gestación de su propulsor, un inédito V2 de 840 cc.
Corría el año 2001 cuando en el Grupo Piaggio, especialistas en scooters (con las Vespa por bandera), decidieron dar vía libre a que el ingeniero Lucio Masut creara un motor grande para potenciar una de las marcas que les pertenece, Gilera. El propulsor iba a ser un bicilíndrico en V a 90 grados, SOHC, cuatro válvulas por cilindro, compresión 11:1, EFI Weber Marelli y refrigeración líquida que cubicaría 839 cc (88 x 69 mm), con idea de poderlo ampliar hasta los 1020 cc en versiones posteriores. Estaba planteado para que no fuera excesivamente potente (de ahí la culata monoárbol de levas o la relación diámetro-carrera), rondando los 80 cv a menos de 8.000 rpm. Tened en cuenta que, una década antes, la Yamaha TDM 850 de 1991 era también bicilíndrica y de 849 cc, aunque alimentada por carburadores, y daba por entonces 77 cv a 7.500 rpm.
El prototipo del primer propulsor se presentó en 2002 instalado en una Cagiva Raptor, pues por aquel año Piaggio tenía el 20% de las acciones de MV Agusta Spa., propiedad de los hermanos Castiglioni y donde se encuadraban Cagiva, Husqvarna y MV Agusta. La idea de Piaggio por aquel entonces, en un propósito claramente expansionista, era de 'ayudar' en el plan que tenían los Castiglioni de vender Cagiva y Husqvarna, y con ese dinero ampliar capital para MV Agusta. Al final la venta no se llevó a buen término, 'desapareciendo' el prototipo Cagiva-Piaggio de los focos.
Prototipo Gilera Ferro 850, 2004 |
Pero la Gilera Ferro no sólo llamaba la atención por su estética, sino por su motor. O más bien por su cárter. Y es que ahí seguían los dos cilindros en V y la cilindrada de 839 cc, pero en vez del cambio y embrague convencional del primer prototipo, se apreciaba con claridad que había 'algo más': el Servocambio. Era un sistema de variador continuo que estaba controlado por una centralita y un motor eléctrico (algo similar a lo ya visto en la Suzuki Burgman 650 dos años antes), cuyos prototipos fueron desarrollados en scooters. Por tanto teníamos un variador que podía ser más rápido o lento en funcionamiento automático según nuestras preferencias, pero además también podía situarse en posiciones determinadas y, con ello, simular un cambio de seis relaciones. Todo ello se manejaba con una botonera en el manillar izquierdo.
Sí, la Gilera Ferro era un prototipo muy interesante... pero prototipo al fin y al cabo. Con los concepts puedes abrir tu imaginación y plasmar lo que te apetezca, pero luego están los problemas de producción y, más importante, los sondeos de mercado. Tanto uno como otro llevaron a que el resultado final en la calle fuera muy distinto... tanto que incluyó llevar otra marca en el depósito.
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