20 enero 2021

Motos nonatas. 18- OSSA Enduro 250/300i (2012)

  

En la historia del motociclismo han existido (y existirán) muchas motos que, por un motivo u otro, no llegaron a salir a producción. Unas por diseñarse en el momento equivocado, otras por no aceptarse como económicamente viables, incluso ser el último intento de alguna marca para lograr sobrevivir. Pero que no llegaran a venderse no quiere decir que en muchos de los casos no fueran proyectos que ilusionaron a centenares, miles de aficionados, que soñaron poseerlas. Aquí algunas de ellas:

18- OSSA Enduro 250/300i (2012)
La legendaria marca OSSA volvió a resurgir a finales del 2010 con una original y tecnológicamente avanzada moto de trial, la TR 280i, a la que luego se uniría una versión trial-excursión, la Explorer 280i. A finales del 2011 presentaron una enduro que llamó muchísimo la atención por romper todos los esquemas de lo que siempre había sido una moto de esta especialidad, la OSSA Enduro 250/300i.


OSSA TR 280i
Corría el 2008 cuando Joan Gurt y Jordi Cuxart decidieron relanzar la mítica marca OSSA. La idea era iniciarse en la especialidad del trial, de la que en España tenemos muchos conocimientos, la competencia de las grandes marcas es baja y la posibilidad de desarrollo, al fabricarse pocas unidades cada temporada, alta. Lo hicieron usando un motor de dos tiempos refrigerado por agua que tenía muchas diferencias con respecto a sus rivales, como la entonces muy novedosa -para un 2T- inyección electrónica, cilindro tumbado hacia atrás y girado -salida trasera del escape-, depósito frontal o admisión superior. De aquella TR 280i surgieron varias versiones más o menos equipadas, con distintas cilindradas y una versión trial-excursión llamada Explorer.



Pero si la trial había llamado la atención, en los salones de finales del 2011 causaron una auténtica sensación con su visión de lo que debería ser una moto de enduro. El motor mantenía la misma disposición que la de trial, con el cilindro girado y muy tumbado hacia atrás, por lo que la -muy retorcida- bufanda de escape quedaba bajo el asiento, totalmente alejada de golpes o del piloto. Se hablaba de doble inyección electrónica Kokusan, una al cárter con aceite de mezcla y otra a los tránsfer (como las actuales TPI del grupo KTM) sin aceite. La ECU no solo gobernaría la inyección, también la válvula de escape electrónica, otra novedad para la época. También original era el cambio extraíble tipo cassette y el arranque, que era únicamente eléctrico pero iba incluido en el encendido, por lo que se prescindía de la siempre problemática cascada de piñones para su actuación. La cilindrada, como hacían (y hacen) sus rivales sería de 250 y 300cc, para poder competir en E1 y E2 apenas variando pistones.

La disposición del motor hacía que el depósito pudiera bajar, ocupando parte del lugar habitual del cilindro y con ello bajando el centro de gravedad. El mismo depósito era parte de la caja del filtro de aire, situada muy alta, donde suele ir el combustible. El chasis era convencional, de tubo redondo de acero al cromo-molibdeno y subchasis de tubo rectangular de aluminio, pero estaba equipado con material de los más puntero del momento con frenos Brembo "top" y sobre todo las carísimas y vanguardistas suspensiones Ölhins TTX de doble cámara, donde llamaba la atención el anclaje por el exterior derecho del conjunto amortiguador-bieletas al basculante. El conjunto de la OSSA Enduro 250/300i se anunciaba con un peso inferior a los 100 kg. 


En el proyecto se habían invertido dos millones de euros, de los que se esperaba sacar una corta "pre-serie" de 20 unidades en 2012 para evolucionar el modelo, lanzando la definitiva en 2013, con la idea de llegar a las 2.000 unidades en dos años. El problema fue el de siempre: dinero para desarrollo. Algunos endureros de las inmediaciones de la fábrica en Girona hablaban de haber visto prototipos rodando, pero no hubo ni una foto que lo confirmara. En 2013 OSSA y GasGas llegaron a un acuerdo de producción conjunta, donde toda la gama TR y Explorer pasaría a fabricarse en Salt (Girona), en GasGas. Las dos marcas decían que seguirían siendo independientes, con redes de distribución diferenciadas, manteniendo los trabajadores y modelos. También dijeron que con ello habían atraído a tres inversores internacionales (dos israelitas y uno francés) y que pensaban desarrollar una gama más amplia, incluso una OSSA de carretera, con lo que de la producción anual de 9.000 motos de GasGas y las 800 de OSSA, saltar a las 15.000 unidades anuales, sobre todo abriendo el mercado latinoamericano a la marca del trébol.

Lo triste es que todo fue un sueño. La Enduro 250/300i no se evolucionó, de hecho se dice que la que lucieron en los salones fue la única, bella y cara maqueta 1:1 de un sueño. La crisis financiera de GasGas no solo no mejoró, fue todavía a más, presentando un concurso de acreedores en 2014 y con ello paralizando la producción de OSSA. A finales de 2015 Torrot compró GasGas y con ello OSSA, pero la empresa de motos eléctricas se desentendieron de los del trébol, acabando con un renacimiento que fue bello, pero tristemente corto.



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