El que te gusten las motos clásicas -las clásicas de verdad, las que tienen veinte, treinta, cien años- creo que es algo normal en prácticamente todos los moteros. Al llegar los fin de año nos preocupamos -y algunos babeamos- con las novedades futuras, pero las clásicas tienen esa solera, esa demostración de donde viene nuestra pasión, esa pureza destilada por las décadas. Al ver un carburador; una llanta -muy- estrecha calzada con neumáticos casi más finos que los de algunas bicicletas actuales; esos depósitos claros, rotundos; esos faros definidos; esos asientos diseñados para dar comodidad; esa sencillez que te hacía fácil el realizar cualquier ajuste o reparación a orilla del camino... Sí, las clásicas tienen alma, esa esencia de lo auténtico, de lo verdadero, nos enseña de donde venimos y, con suerte, hacia donde vamos.
El problema surge cuando quieres "vivir" con una clásica. Repito, una de verdad, no una de las actuales réplica con inyección, discos con ABS y neumáticos radiales sin cámara. Cuando te encuentras con pérdidas de aceite, motores que se niegan a arrancar cada vez por un motivo distinto, frenos justos, gomas que agarran poco, suspensiones que apenas amortiguan, vibraciones, ajustes constantes, miedo a las reparaciones ante la ausencia de recambio... Sí, tienes que tener muy claro que quieres experimentarlo con todos sus inconvenientes sabiendo que, a veces, los momentos de placer serán escasos. Y eso, por voluntad propia, día tras día.
Pues aquí Tokio Gone, un vídeo que hace unos días nos enseñó el amigo Luis Font de Motorpasión Moto. En él vemos esa duda cuando tu moto clásica falla... ¿continúo con el sueño, con el convencimiento? ¿realmente es lo que quiero? ¿sigo con ello, con el convivir con una clásica, vale la pena? A veces dices no, te rindes, y miras algo más moderno, mejor tecnología que te quitará los problemas por una buena temporada. Pero otros sencillamente miran otra clásica... y vuelve la ilusión, vuelve el miedo, vuelve la gracia. En el vídeo vemos a nuestra protagonista que, pese a las dificultades, se embarca en cumplir una cita a bordo de una clásica... y prepararos porque vais a ver
muchas y muy bellas motos históricas, sorprendentemente algunas europeas pese a estar rodado en Japón.
Altavoces altos y relajaros durante no llega catorce minutos. Dedicarle un rato a la traducción de los subtítulos en inglés. Veréis que vale la pena...
P.D. El que me conozca un poco ya sabrá qué moto de todas me ha gustado más :-D ¿y a ti, amigo lector?
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