29 julio 2011

Operación verano: La apuesta, la Impala y la historia oculta. (6 de 6)

Operación Verano.
Lo siento chicos y chicas, pero uno de los problemas graves de no tener portátil es no poder escribir para vosotros. Además, que entenderéis que algunos estamos de "vacaciones"... esto es, los niños lo están, y los padres tenemos que cuidarlos. Así que difícil lo tengo para escribir.
Pero bueno, aprovechando que cuando iniciamos Voromv nos leía poca gente... ¿porqué no  "desempolvar" mis primeros envíos? Así que permitirme la osadía y haré como en las cadenas de televisión: reposiciones para verano.
Nos leemos de nuevo (y con nuevo) en septiembre.
(Novela) LA APUESTALA IMPALA Y LA HISTORIA OCULTA.


6 de 6- La historia de un viaje sin concluir.

    -“Tú ya habías nacido” comenzó a decir mi padre, mientras todos en el bar callaban.  “Apenas usaba la Impala, que estaba arrinconada en la trasera de la casa. La apuesta fue tonta, por la simple idea que pese a ya empezar a tener sus años, yo tenía claro que la Sport podría recorrer la península sin dar ni un problema. Los amigos me picaron y, pese a las negativas de tu madre, me embarqué en la aventura. Tenía que llegar a la torre de vigilancia del pueblo de  los padres de Cirilo, (los abuelos de tu amigo “El Surtidor”)  en la otra punta del país, hacerme una foto para demostrarlo, y volver”.
  “La ida fue sin problemas pero uno de los neumáticos, que ya tenían sus años, falló  un poco más allá de comenzar el retorno. Arrastré un buen montón de metros y golpeé con la pierna uno de aquellos mojones de piedra que marcaban los kilómetros. Dos operaciones, meses de escayola y rehabilitación. Problemas económicos por no trabajar. Y el viaje de vuelta se quedó sin terminar”
  “De casualidad, el otro día comentaste lo de atravesar la península, y tu amigo “El Surtidor” recordó algo que le comentó su padre y te dijo lo de hacerlo con la Impala, pensando en que tú querías imitarme. Pero claro, tú no recordabas nada, y así se lo hice saber con una mirada“   Veo que “El Surtidor” pone cara de acojonao… mi padre siempre ha causado mucho respeto en el pueblo… -“De ahí, a que él se lo contara a vuestros  amigos, y que ellos planearan que tu viaje fuera lo que me quedó por hacer, fue todo uno. “El Dakariano” comenzó a preguntarme mi ruta de la época para obligarte a recorrerla en sentido contrario gracias a su aparatejo de orientación. “El Ruedas” me preguntó donde tenía que dejarte. Y el resto, sin que supieras nada,  era cosa tuya.”

  Ya es bien de noche cuando salimos del bar. La Impala ha sido llevada por alguien a la trasera de casa de mis padres. Me despido de todos, necesito un paseo.
  Por las solitarias y oscuras calles, hago un balance de cómo estoy. Mi estómago gruñe satisfecho después de llenarlo con algo de comer y mucho de beber. Mi culo, mis riñones y mi cuello… bueno, esos se tirarán unos días recordándome como los he machacado. Y mi corazón… mi corazón no me cabe en el pecho. He hecho feliz a mi padre como hace años no lo veo. He notado la complicidad con mis amigos. Me he demostrado a mi mismo que puedo con un viaje así, algo que me inspira metas mayores, más lejanas, aquellas que siempre soñé. Y me ha enamorado una pequeña motocicleta que ya era antigua cuando yo nací, pero que hoy en día todavía no es vieja, solo madura.                                                    
Y así me lo ha demostrado.

Bueno, me espera una buena sesión de cama. ¡Espera un momento! Aquella del final de la calle… es la Mari!!. Parece que ha dejado el cierre del bar a su hermano y que me está esperando, con sonrisa pícara y una mirada aun más pícara. Me parece que el día va a acabar todavía mejor… o mejor dicho, va a tardar en acabar…

FIN.


Aunque lo suyo fue una Lambretta, esta historia está dedicada a mi padre.

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