Miré un día la fecha del carnet de conducir y me di cuenta que hace más -mucho más- de veinticinco años que aprobé el permiso importante, "el de moto", el A (en aquella época, A2). Así que me propuse dar un poco la brasa y contaros manías y anécdotas que me han ocurrido durante este tiempo. ¿Hasta cuando? No lo sé, según me vaya acordando (algo difícil con este cerebro cada día más reblandecido que tengo), según me vayan ocurriendo... o cuando digáis basta.
107- Una salida a Gestalgar sin mi amigo Juan
Hoy he salido con la moto. Valencia-Gestalgar, apenas cien kilómetros ida y vuelta. No he pasado por la rotonda clásica de Manises, porque no había nadie. Al llegar al bar no he entrado, no me esperaba nadie ni tenía compañía con la que charlar. Apenas una foto 'donde siempre', aunque ahora hay un avance donde antes aparcárbamos. Sólo había una moto, la mía. Chulín, mi amigo Juan, ya no iba a acompañarme.
A Juan, 'el de la Ford', 'el de Manises', 'el de Aldaia', 'el de la grúa' o, como a él le gustaba, 'el Chulín', lo conocí como se conoce a las grandes personas que entran en tu vida sin esperarlo. Sería en 1998 o 1999. Por ahí. Fui con un compañero de trabajo a que le arreglaran algo en su coche en el taller de pintura y mantenimiento general que tenía Juan en Aldaia (Valencia). Yo, en vez en entrar a ver cómo lijaban, masillaban y pintaban, me quedé en la puerta, donde en un rincón a la derecha había aparcadas una moto de agua y varias motos de montaña en diversos estados de conservación. Juan hablaba con mi compañero, pero no me quitaba ojo y preguntó. "Este es como tú, un maniático de las motos" le contestó mi compañero. Se acercó, comenzamos a hablar... y ahí empezó todo.
Transformar mi Suzuki DR 750 Big en la Garbí fue otro de mis sueños en los que Juan estuvo presente |
Juan, Manuel y su hermano Jorge: la charla nunca faltaba |
Hace más de un año que Juan no acababa de encontrarse bien. Los almuerzos, por lo que oía cuando le llamaba para saber de él, no los perdonaba, pero la moto comenzó a quedar un poco al lado. Y esta semana apagó definitivamente el motor. Ya no habrá más charlas, ya no habrá más rutas juntos. Juan, Chulín, MI AMIGO, ha decidido ir a otra zona de curvas. A partir de ahora tendré que hacer la carretera a Gestalgar sólo, ya no llegaré tarde al punto de encuentro con él. Me quedo huérfano de su compañía, de su amistad, pero he tenido la suerte de disfrutarla. Y ése es el recuerdo que tendré toda mi vida.
Ráfagas al cielo amigo Juan. Uno de los muchos, muchísimos que te las envía soy yo.
2 comentarios:
Bonito homenaje el recordar así a un amigo.Descanse en paz
Gracias por compartirlo, son grandes personas las que quedan en nuestra memoria cuando se van.
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