23 noviembre 2023

La tristeza del adios, cuando vendes a tu compañera de aventuras durante mucho tiempo.

 

Llegó el momento y obligado por circunstancias, he tenido que dejar que la niña de mis ojos pasara a manos de otro propietario. Después de mucho pensarlo y valorar posibilidades, decidí dar el paso con mucha tristeza.

Y es que cuando nos paramos a pensar los años de servicio que nos dan nuestras máquinas, se nos ponen los pelos de punta. En mi caso la Fazer ha estado conmigo durante 21 años. Si bien es cierto, que en los últimos tiempos, tres años aproximadamente, no le he dado ningún uso, sí que es cierto que me ha dado una satisfacción tras otra hasta ese momento.

No le hice muchísimos kilómetros, pero sí que los disfruté uno a uno con intensidad y cariño. Hay quien dirá que es imposible querer a una máquina, pero en mi caso siempre les he tenido un especial cariño. Hasta el punto de suponer un verdadero trauma deshacerme de cualquiera de las que han pasado por mis manos. En este caso, tuve un nudo en el estómago desde que comencé a tratar con el comprador y aún después de cuatro días sigo con él y recordando viejos tiempos.

Alguna tecla física por mi parte, más alguna tecla mecánica por la suya, hacía inviable el que continuaremos juntos. Al final cuando vi alejarse la furgoneta en la que se cargó, me dio la sensación que ya había vivido antes esa situación. El que alguien se está llevando mi moto sin tener en cuenta el pago recibido, ni los papeles firmados, es inevitable sentir una desazón enorme, y nunca he podido evitarlo. Os tengo que decir, para no faltar a la verdad, que no ha sido un trauma difícil de superar como el que sufrí cuando vendí mi Ducati Paso. Aquello me marcó y me tuvo Varias horas sin poder articular palabra. El sueño de mi vida, se esfumaba en unos pocos segundos. Obviamente los motivos eran poderosos.... niña recién nacida, trabajo absorbente, entre otras muchas cosas.

Hubo un detalle que me llamó la atención. En el momento de enseñársela al comprador, no quiso arrancar, de hecho fue comprada sin haberla escuchado. Esa misma mañana arrancó sin ningún problema, Con batería nueva y gasolina de hace dos años. Por la tarde ya no hubo manera....
No sé si debo citar el nombre, así que no lo haré, pero el comprador en un acto de fe y viendo el estado general, decidió comprarla. El precio era adecuado e incluso hice una rebajita de última hora por ello. Una buena persona y buen motero. Da gusto conocer gente confiada y amable.

¿Y ahora que? os preguntaréis..... pues no lo sé. Este mismo fin de semana voy a asistir a la feria dos ruedas de Valencia, solo por hacer una prospección, pero sin que haya una verdadera intensidad en la búsqueda de la oferta. Me llaman la atención las A2, teniendo en cuenta que soy un motero que está de vuelta de todo y que lo único que quiere es transportarse de un lugar a otro. Pero como os digo, sin mucha convicción, con muchas dudas Y sin tener muy claro que es lo que necesito. Durante un tiempo, estuve pensando en colgar el mono definitivamente durante un período de tiempo determinado, y aún sigo valorándolo dadas mis circunstancias personales que son un poco complejas y en las que hay otras prioridades muy por delante de todo esto.

Así que como todo motero de bien, debía hacer un recuerdo para la "Avispita" que espero que tenga una nueva vida, con los problemillas que le aquejaban resueltos y en manos de otro propietario que la cuide como merece.

Triste y compungido, os invito a que contéis si habéis vivido esto en alguna ocasión.

2 comentarios:

amigo dijo...

Seguro que en esa feria de Valencia te enamoras de otra, es que somos unos enamoradizos, en cuanto nos enseñan sus par de... ruedas y esa trasera espectacular... caemos en sus redes.
Suerte con la que entre por los ojos.

MBG dijo...

Yo he vendido varias motos y en todas me ha pasado lo mismo, cuando he visto que se la llevaban, mas que un descanso por deshacerme de ella, ha sido un momento triste, de pena por quedarme sin una compañera de fatigas. En mi caso aparte de pilotar mis motos, las hago el mantenimiento básico y resuelvo algún que otro problemilla, las cuido con mimo, y eso crea una especie de aprecio por la moto, porque acabas conociéndola a fondo. Quede con el comprador de una Honda CB que tenia, una de mis primeras motos, para que viniese a recogerla, pagarla y rellenar papeles, y esa noche no pude dormir, al día siguiente le llame y le pedí disculpas, diciéndole una mentirijilla, "que la quería mi hermano", evidentemente al tiempo la vendí, porque tampoco se trata en mi caso de coleccionar motos y ya había comprado otra. Es verdad las motos enamoran...

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