01 diciembre 2010

Las anécdotas de mis amigotes de las motos -3- Voro G.


Tengo la inmensa suerte de conocer a Voro G., y además por casualidad. Un día me llevaron a ver la base de helicópteros de servicio del Aeropuerto y vi una Montesa Comando al lado de una Ducati Strada… me arrimé a verlas, claro. Él, que era el que las restauraba en los ratos que le dejaban sus revisiones a los colibrís del aire, me vio mirarlas… el “flechazo” fue instantáneo. La lástima es que coincidimos poco, problemas de horarios, pero siempre ha estado ahí para cualquier cosa. Y eso es lo importante.

3- Sí, ya lo sé, no hay que salir nunca sólo. Por Voro G.
PIT, PIT, PIT, es el despertador, son las siete, me levanto deprisa como todos los días y me ducho, me afeito…  ¡pero coño! ¡si hoy no trabajo! Tengo unos días libres, fruto del turno de fin de semana y de la revisión de 100 horas del helicóptero sanitario que me ha tenido pringado dos días.

Rápida recomposición mental del día (mi santa llevará los niños al cole como siempre, ella entra a las 9). –“Cariño” le susurro al oído “-me voy al monte que tengo libre, no me esperes a comer”. Ella asiente con un leve movimiento (está acostumbrada después de tantos años, al fin y al cabo la conocí en moto, la primera, mi derbi 49 “Tricampeona S.E”.) así que tengo el día completo para mí: ”bendita soledad buscada, mejor encontrada”.

En media hora estoy desayunando en Ferrer y preparando la ruta: buscaré ese camino que nos falta para enlazar la ruta larga a Albacete, así que cojo los planos topográficos (aun no teníamos gps, estamos en 1996), bajo al sótano y allí esta mi rubia esperando (la he pintado con colores corporativos azul y amarillo, sobre todo amarillo). Ritual de costumbre: rodilleras, pantalones, botas, peto, coderas, casco, gafas, guantes y la riñonera de 2 kilos. Patada a la palanca de la XT 600, otra patada, (maldita sea, siempre me arranca a la primera pero lleva varios fines de semana remolona… tendría que haberle revisado el encendido, que llevamos ya 120.000 km y 30.000 son de monte), tercera patada y como una seda.

Enfilo El Pedregal, Matutano y por La Herrada hacia El Mijares, caminos conocidos, rápidos en algunos tramos pero con piedras y roderas de vez en cuando… es lo que tiene El Altiplano. Continúo hacia Cerro del Asno por pistas amplias y rápidas. Que gozada salir entre semana, ni coches ni motos ni tractores ni forestales… aunque entonces no éramos delincuentes como hoy en día. 
Como ya no fumo desde hace dos años tengo que aplicarme para parar alguna vez  y disfrutar del paisaje. Sigo hacia Sardineros, Penen de Albosa y, como aprieta el hambre, a Los Isidros a desayunar y repostar que la XT también tiene gana.

Aprovecho para ojear los mapas y ver por donde tengo que ir a buscar los caminos que bajarán hasta el río cerca de Villatoya. Por detrás de la gasolinera inicio la búsqueda, caminos rápidos y amplios, cruzo una carretera, enlazo con otra pista, pasamos un pueblo, enlazo con otro ancho pistón y empiezan las dudas: es el primer desvío o el segundo, están tan juntos… me decido por el primero que es una antigua plataforma ferroviaria abandonada
Empieza bien, pero aparecen enseguida  rocas que han caído de las paredes y vegetación espesa. Esto es una trail con tacos, horquilla invertida (un acople mío “a lo McGiver” de una Husqvarna TE), con amortiguación mejorada (botella separada de XR 600) pero son 160 kilos (hoy no podría con ella… ni puedo con mi KTM 450 EXC que me lleva ella, yo ya no con mis más de 50 tacos, pero disfruto un montón en las travesías de dos días, bueno …que desvarío con el presente) así que a duras penas consigo atravesar los 500 metros de camino encañonado, para salir a un puente de tres ojos que atraviesa un barranco. La vista es espectacular. Cruzo y el camino termina en un túnel mas negro que los OO de un burro manchego.
Entro y casi sin visibilidad empiezo a tropezarme con recipientes vacíos de plástico, hay resaltos de tierra cada pocos metros  y al final aparece algo de claridad, el fin del túnel. El barro de la humedad y alguna lluvia me dificulta el avance y por ende el túnel se hace cada vez mas pequeño (la tierra que entra por la pendiente del extremo en las lluvias se ha depositado y disminuido la altura libre). A pocos metros del final tengo que dar la vuelta, no quepo ni agachado, la moto toca en el techo y faltan aun 20 metros.

Intento dar la vuelta en marcha pero hago masa al patinar la rueda trasera en el barro. Levanto la moto, punto muerto y patada, patada, patada, patada, así hasta el agotamiento.  ¡Sapristi! Me toca empujar la moto hasta la salida del túnel, con barro, resaltos de tierra húmeda y cajas de plástico (eran cajas de champiñones, pues el túnel lo usaban como cueva para su cultivo). Tras casi 20 minutos llego exhausto a la salida (primera cagada, no debía haber salido a rodar solo).

Descanso un rato, y consigo arrancar la moto (¿que le pasará a mi XT?) Continuo a la busca del camino bueno, lo encuentro y tiro de mapa, varios desvíos, una bajada con roderas, acelero las paso, curva cerrada a la derecha con barro abundante, y  al suelo (menos mal que voy solo porque tengo fama de no caerme).
Como pasaba por ahí Murphy, la moto se negó a arrancar, así que llamaré a la asistencia en carretera que para algo la pago. Tiro de móvil, y nuevamente pasó Mr. Murphy: SIN COBERTURA, y en medio de ninguna parte.
 Calma ojeada de mapa, carretera vecinal a 100 metros mas o menos y por las curvas de nivel una fuerte bajada a escasos metros del cruce, así que a empujar, a sudar y hasta el cruce.

 Ahora a rezar para que no pase Murphy de nuevo, empujo hasta la curva y aparece la fuerte bajada. Me siento, empiezo a bajar, coge velocidad, maneta de embrague, segunda y sentada, la moto tras unos titubeos arranca, acelero al tiempo que aprieto la maneta del embrague para que no se cale, y media vuelta y por carretera a la gasolinera de Los Isidros, donde convenzo al chaval para que me reposte arrancado.  Salgo por carretera y como no, empieza a llover, así hasta casa. Ducha y coche hasta Valencia. –“¿Como te ha ido cariño?” pregunta mi mujer.  “Bien, muy bien, he encontrado el camino que estábamos buscando, todo perfecto” miento yo.

            Lo dicho no debía haber salido solo.


Pd.- A pesar de todo sigo saliendo en solitario, a ciertos años uno no puede esperar a alguien para seguir saliendo, nunca sabes cuento te queda para poder ir por el monte.

Un abrazo. Voro.


2 comentarios:

Voro dijo...

Deliciosa anécdota.
Sobre lo de salir solo..... Tengo una sobre lo de salir solo con un Quad... A ver si saco un rato y la escribo. O mejor te la paso, porque si la escribo yo va a parecer una farolada.

Gass Attack dijo...

Esta anecdota se me acerca mucho a otras que he vivido preparando rutas con los de mi motoclub, sobre todo al principio que haciamos una a Casas Ibañez desde Torrente, con los mapas en plan explorador, y todo en roadbook, como el Dakar... vaya currada que nos pegabamos.

Eso si, el ir solo al campo te puede dar un buen disgusto. Lo se por experiencia propia, pero lo mio fue en MTB, me hice mas daño que en la vida me he hecho con una moto, y yo solo en el monte, sin cobertura, haciendose de noche en noviembre... menos mal que fue un codo y no una pierna, y me las apañe.

Lo dicho muy buena historia, me ha traido grandes recuerdos de mis inicios con la moto de campo.

Siempre uve's!

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