Yamaha siempre ha ido un poco a su aire con sus motos de Enduro, presentando una base que perdura más en el tiempo que las marcas rivales europeas, además de ser un poco menos pro, con un espectro de potenciales usuarios más amplio, menos radical. Pues bien, para 2019 nos proponen una nueva WR 450 F en la que buscan combinar ambas cosas: más competitividad en carreras sin perder ese toque "amable al aficionado". ¿Cómo lograrlo? con tecnología.
mantenimiento o autodiagnóstico. El cambio sigue siendo de cinco relaciones, reforzadas y con embrague más resistente.
El chasis sigue siendo un doble viga de aluminio pero es nuevo, más ligero y estrecho, con una pipa de dirección de distinta rigidez y nuevos refuerzos internos. La horquilla delantera es KYB con cartucho independiente y el amortiguador también KYB es más ligero. El depósito, gracias a que puede bajar más en su zona inferior, sube su capacidad a 8 litros. Está fabricado en resina y lleva la bomba de gasolina en el interior. El peso, con gasolina, es de 123kg.
La ergonomía también cambia. Los plásticos son nuevos logrando compactar el conjunto, buscando que sea más pequeña que la media. El asiento es más estrecho y bajo (965mm... sigue siendo alta) y los aletines del radiador más estrechos. Todo un conjunto de cambios que buscan mejorar sus prestaciones cuando se rueda a fondo con ella, pero también que sea más dulce en momento menos fulgurantes, menos cansada en largas tiradas.
Vamos, como toda buena WR que se precie... pero en versión 2019.
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