Así que voy a hablaros durante unos capítulos sobre motos de los ochenta para acá -lo que yo más conozco- consideradas en su momento como un auténtico horror. No voy a poner las que se unieron a lo de moda en ese tiempo por formas y/o colores y hoy se ven totalmente demodé (todavía me duelen los ojos de algunas motos de pinturas "ácidas" de los 90, sobre todo Suzukis), sino las "matriculables" (no preparaciones, prototipos o concepts) que nada más presentarse en los salones ya se llevaron el premio limón a lo menos agraciado. Como, por ejemplo, ésta:
7- OSSA Urbe 250
Vamos a principios de los 80. España estaba en crisis, las marcas de motos iban cayendo una tras otra en manos de las marcas japonesas (para poder entrar los nipones en nuestro proteccionista mercado) y el pánico flotaba en el ambiente. Sanglas fue absorbida por Yamaha, Honda hizo lo mismo con Montesa, Suzuki estaba en ello con Puch-Avelló. Bultaco se había convertido en una cooperativa y OSSA tampoco lo tenía mejor. Sólo las marcas de ciclomotores como Derbi o Rieju tenían un plus de ventas en su nicho de mercado, pero poco más.
En OSSA tenían claro que necesitaban crear una gama de motos que pudiera resucitar a la marca, pero con la base que tenían porque no había dinero para desarrollo. La moto de trial 303 "roja" fue una de ellas, evolucionando las "amarillas". Las Copa F-3 con las que se corría las Motociclismo Series evolucionaban ligeramente esperando las Yamaha XS 400 que pronto les pasarían por encima. La económica TE recibía llantas de palos. Y con ella como base pensaron cómo crear algo que uniera el mundo de la moto con el del scooter, según una petición de Juan Vidal, agente de OSSA en Barcelona: "una moto limpia". Así en 1981 nacía el "Proyecto Crisis" comandado por el ingeniero Mario Borrás y con diseño de Juan Antonio Blanc. Fibermaster serían los encargados de los plásticos.
OSSA Urbe 250 |
La idea era coger la TE 250 ("Turismo Económico"... quedaba claro ¿no?) y ponerle un carenado completo que acercara su concepto moto (ruedas grandes, estabilidad) con el de scooter (cuerpo cubierto, pasajero cómodo, capacidad de carga). El manillar recibía una amplia pantalla que tenía los retrovisores integrados y una pequeña guantera. El motor estaba totalmente carenado para evitar cualquier tipo de salpicadura de combustible. El pasajero tenía dos plataformas donde apoyar los pies. Y detrás venía lo más novedoso, un hueco al que se accedía abriendo una tapa solidaria con el portamatrículas. En los laterales dos falsas maletas le daban capacidad para guardar ropa, material o incluso un casco jet, previniendo la futura obligación de su uso. Además un portabultos metálico aumentaba su capacidad de carga.
La idea no era nueva pero sí interesante. Una moto económica, limpia, estable, que protegía a piloto y pasajero y que, además, tenía una buena capacidad de carga en uso urbano... de ahí su nombre. El problema ya lo veis, la estética que diseñó Blanc no era en absoluto atractiva. Lineas y ángulos rectos nunca han sido buenos para diseñar motos, y esta OSSA Urbe 250 era el ejemplo perfecto. Nadie, nadie, la vio atractiva en los apenas dos años (1982-1984) que se fabricó antes del cierre de la empresa, con no llegó a 500 motocicletas producidas. Para más inri, el complejo carenado la encarecía de una forma desmedida, más comparandola con su base TE... había que pagar los moldes y piezas. Así que la Urbe 250 acompañó a la marca a su desaparición, una lástima que la mítica OSSA acabara así.
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