Los motores de coche y moto ha estado siempre cerca, pero en pocos momentos se han cruzado realmente. La mayoría de las veces los objetivos, y la forma de conseguirlos, suelen ser distintos (podéis ver mi serie ¿Porqué las motos no son diésel?). Pero eso no quiere decir que no hayan habido valientes que se hayan atrevido a mezclarlos... y no sólo han sido las motos las que han equipado motores de coche... (¿Te perdiste el principio?) Pincha aquí.
6- Van Veen OCR 1000
Después de un paseo por el Siglo XXI, volvemos otra vez a la década de los 70. En ella nos encontramos con el holandés Henk Van Veen, distribuidor de la marca alemana Kreidler en los Países Bajos, ayudando a ganar a su compatriota Henk van Kessel el título mundial de 50cc de 1972.
Si el señor Van Veen decidió hacer su propia motocicleta no fue buscando crear una cuatro cilindros con la que poder plantar cara
a los japoneses como hicieron Münch o Grandis... Van Veen lo que quería era hacer la mejor moto del mundo: la moto perfecta.
Viendo que en Kreidler no iban a atreverse, se decidió a hacerlo personalmente. Así que buscó lo mejor que había en el momento: El chasis lo diseñó Jaap Voskamp, que ya había hecho los de las Kreidler 50 campeonas del Mundo (y que luego diseñó para Huvo-Casal y Morbidelli). Las suspensiones eran tope de gama de Koni y los frenos Brembo.
La caja de cambios y los ejes de transmisión los hicieron en Porsche. Y luego estaba el motor.
Van Veen buscaba un propulsor que fuera potente... y original. Las marcas japonesas estaban empezando a producir masivamente el cuatro cilindros en linea, por lo que debía probar otra cosa. Y lo más novedoso de ese inicio de los 70 fue el motor rotativo Wankel. Los primeros prototipos que presentó en 1972 instalaban en chasis Moto Guzzi motores Mazda 10A, pero la Van Veen OCR que se produjo en 1976 llevaba un motor de doble rotor y 996cc fabricado por Comotor para Audi-NSU y Citröen. Daba 100cv a 6500 rpm y como buen rotativo, su tamaño era muy compacto para la época.
La moto la podéis ver: era sumamente bella, incluso siguiendo los patrones actuales, porque no tenía nada exagerado, nada sobresalía como sí ocurría en la Münch o Shifty. Se declaraban 240km/h de velocidad punta, aunque realmente apenas alcanzaba los 220km/h, no pretendía ser una deportiva con sus
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