He llevado la Big a que le hagan una puesta a punto pre-Pascua al taller de mi amigo Ramón (un extraño caso de enamorado total de la moto pese a vivir de ello...), Motorama. Allí, entre otras, había una KTM 690 SM de la que enseguida nos hemos puesto a hablar.
Para mi, defensor de los monocilíndricos de alta cilindrada, el Lc4 690 es el único moderno de su categoría (los Minarelli-Yamaha 660 y el Rotax-BMW 650 vienen de los '90, ver un siglo XXI sin grandes monocilíndricas) y encima el conjunto suspensiones-frenos-neumáticos acompañan plenamente.
Para él, acostumbrado a las más agresivas 450 y 500 de enduro y cross, el motor no es ninguna maravilla a bajo régimen y arriba (pese a los dos Akrapovic homologados de aluminio que lleva) no sube con alegría. Además opina que las suspensiones son bastante justas por mucho que las firme WP.
Total que ¿quien tiene razón al hablar de esta SuperMoto, un mecánico que está al día en cuestión de motos, pero que es más bien campero; o un asfáltico "entendido teórico de revista" que la última moto moderna que ha probado fue una BMW R 1200 RT hace un año? Pues una vuelta de tanteo con esa KTM 690 SM puede solucionar algunas dudas...
De entrada, arranca muy bien con un roce al botón, maravillas de la inyección, más comparada con la mía: llave de gasolina, starter, descompresor manual, embrague... El sonido con los Akra es fantástico, vigoroso pero sin decibelios, me gusta. Encima de la moto se nota pequeña y ligera. En el compacto cuadro de relojes la aguja del cuenta rpm salta con gusto. El embrague, con mando hidráulico y maneta corta, no me acaba de convencer. La primera entra fantástica, como todo el cambio, corto y silencioso. La dirección se nota agresiva, lógico si lo comparas con mi trail de suspensiones largas y llanta de 21".
Un poco de callejeo y enseguida salgo a autovía. Por ahora me corto, que el motor está frío. La pantalla touring no será muy estética en una SM, pero cumple su función. Unas rotondas y un polígono industrial donde jugar (con cuidado, que no llevo cuero completo) me demuestran que efectivamente es ratonera para ser una moto de calle. Los frenos son estupendos, potentes pero con buen tacto; el motor demuestra que tiene una carrera mucho más corta que la mía (105x84mm -727cc- la Big, 102x80mm -654cc- la 690) y con su cerradito cambio de seis velocidades sube de vueltas con alegría... y potencia. Quizá en bajos y medios la mía impone sus 72cc más, pero arriba... ufff, no hay potencia que asuste, pero sí hay más que mi viejo "mono" con silencioso de serie. Las suspensiones son muy correctas, aunque sale un poco abierta en las curvas... creo que un apretón al muelle ayudaría a lidiar mis 105kg.
Venga, toca retorno... un poco más de autovía. Tres carriles, no hay mucha circulación... Al incorporarme estiro bien la cuarta y luego la quinta (amigos de Pere, estoy lo saltáis, no voy a reconocerlo en el juicio...) y a 7.500rpm -donde comienza la línea roja- se ven casi 170kms/h, lo máximo que le he visto a mi más alta y ancha Big.
Pero he dicho "luego la quinta"... y esta lleva seis velocidades. Con ella puede sin problemas y sube de vueltas más, y más, y repite sin problemas las 7.500... esta vez el velocímetro digital marca 188kms/h. Impresionante para una monocilíndrica con manillar ancho y alto.
De vuelta al taller, y otro poco de charla. Claro, si Ramón la compara con una 450 enduro de competi, esta sube despacio y sus suspensiones son "lo mínimo". Si yo la comparo con mi veinteañera Big, el motor va mejor en todo, y las suspensiones también se notan mucho más evolucionadas. Total, que al final los dos tenemos razón... pero yo me he dado una vueltecita con el monocilíndrico del siglo XXI.
Luego, un mucho de pensar en que no me equivocaba al haber escrito en otros foros que KTM ha cometido el error de su vida al no aprovechar el tirón mediático de vender una Adventure 690 Dakar Winner Replica, una trail campera con depósito y carenado grande. Motor, chasis, suspensiones, llantas, hasta el diseño de las fibras... todo lo tienen. Porqué no lo han hecho, ellos sabrán, pero se han quedado sin nuestras compras... y nosotros sin una formidable todo-uso (campo, carretera, viaje, aventura...) que hubiera sido digna heredera de aquellas trail de finales de los 80.
Como mi Big, por ejemplo.
3 comentarios:
Miguel, tienes toda la razon del mundo, pero....¿donde estaran todas estas maravillas del siglo 21 dentro de 20 años??¿Aguantando el tipo como las viejas trail de hierro?? No creo, mas bien en la chatarra, olvidadas tras ser superadas por el modelo siguiente con mas de todo, sobre todo mas de marketing....
Teneis los dos mas razón que un santo. La tecnología avanza rápido al igual que las modas, pero los clásicos, en todos los ámbitos de la vida, siguén ahí y con las mismas prestaciones. La cuestión es vender y nada más.
Josemi.
Casicasi, bienvenido por aquí... siéntete en tu casa.
Veo que los dos habéis captado la idea: de acuerdo que hay hoy en día motos muy buenas, más rápidas y potentes con menos consumo y contaminación; con mucho mejor comportamiento en curvas, recta o frenando; y con una estética muy lograda.
Pero... ¿a cambio de qué? Taller obligatorio para la cosa más tonta. Sensibilidad total al estado de los neumáticos. Envejecimiento "a los 40 mil", que es lo que se supone deben durar (y así luego compras otra). Pijadas electrónicas que son bonitas y con las que se presume mucho, pero que dan multitud de dolores de cabeza.
Claro, todo esto está de mas si tienes una moto con 150.000kms, o son de "la antigua generación" con tambor trasero y dos amortiguadores. Pero la cosa está que a finales de los 80, gracias a la Formula TT y Resistencia Open (en asfalto) y a los Raids desérticos (en Trail) de repente las motos saltaron espectacularmente hacia delante, y muchísimas de ellas tenían unos chasis, suspensiones y prestaciones generales que hoy en día siguen siendo totalmente actuales. Solo hay que darse una vuelta por una ciudad, o pararte un rato en una zona de curvas, o ver las fotos de cualquier foro trail, para darte cuenta que motos con diez, quince, incluso veinte años, siguen estando a pie de cañón... y no van lentas precisamente.
En fin, que sigo diciendo que con los neumáticos modernos (que ya lleva), con un buen freno delantero (que le falta), con un escape que sin hacer ruido abriera un poco el paso de gases, y con un revalvulado en las suspensiones, mi vieja Big de 1989 no teme a nadie, en curvas o en pistas. Y sin todo eso, casi que tampoco.
M.
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