18 septiembre 2010

Un siglo XXI sin grandes sport monocilíndricas. Parte 1 de 3: El single “moderno”

Un siglo XXI sin grandes sport monocilíndricas

Parte 1 de 3: El single “moderno”
Chasis artesanal con motor Suzuki Big 750
A principios de los años 80, auspiciados por la categoría “superiores a 500 cuatro tiempos” en Enduro y, sobre todo, por el inicio mediático del Rally Paris-Dakar, el motor de un cilindro 4-T vivió un auge inusitado. De aquellos simples que apenas cubicaban 500 cc y rendían escasamente 30 cv, se pasó a cárteres más compactos que incluían ejes de equilibrado anti-vibraciones, culatas de cuatro válvulas, mejoras en el arranque con mayores compresiones, carburadores complejos de simple y doble cuerpo, y, sobre todo, se alcanzaron los 100mm de diámetro de pistón, rondando los 650 cc y 50 cv.


Chasis Spodon con motor Yamaha XTZ 660 5v
Ducati SuperMono 550: directa a la competición
Con toda esta pléyade de motores era normal que pronto surgiera una categoría para correr con ellas en asfalto. Con el nombre SoS (“Sound of Singles”, el Sonido de las Monocilíndricas) competir con ellas se convirtió en un fenómeno mundial, sobre todo en países como Japón, Gran Bretaña, EE.UU. o Italia. Corrían en Daytona, la Isla de Man, Suzuka o Misano. Los preparadores florecieron (sobre todo para el motor Yamaha) y algunos prototipos eran verdaderamente sofisticados, con inyección (cuando apenas existía), culatas radiales o con conductos “en cruz”, y chasis que no envidiaban en nada a las motos de Gran Premio.


Bimota GB-1 con motor Gilera 750 oficial del rally Dakar
MuZ rennScorpion 660
Todo ello hizo que incluso algunas marcas entraran en liza: Ducati, Bimota, MZ, Husqvarna o Yamaha apoyaban de una forma u otra a equipos. La tecnología de GP se veía con la participación de JJ-Cobas, Harris, Spodon o Gallina. Ducati sacó la SuperMono, una auténtica carreras-cliente para privados.


Gilera Saturno 500 bialbero
Pero, curiosamente, las monocilíndricas deportivas de calle no cuajaron, porque la evolución de los motores se frenó. En Enduro comenzaron a utilizarse motores más pequeños en cilindrada y tamaño, y más caros de mantener. En el Dakar, pese a los 750 cc que gastaban Gilera o Yamaha, acabaron por imponerse las bicilíndricas. En la calle, los motores se instalaban en trail-asfalto de corte urbano y fácil de conducir. Y la llegada de una nueva generación de deportivas de cuatro cilindros que bajaban con facilidad de los 200 kg. hizo que el público, sencillamente, no las quisiera por su bajo rendimiento en asfalto.


Yamaha SZR 660
Bimota BB-1 con motor BMW F-650




Sigue aquí: 

Un siglo XXI sin grandes sport monocilíndricas. Parte 2 de 3: El último “Gran Mono”


1 comentario:

paxau dijo...

Jejeje a ver si puedo pasar por el laboratorio de Xátiva jejeje que estaban montando algo por el estilo con xasis Aprilia Futura y motor XTZ esta semana no pasa sin hacerles una visita...

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