03 septiembre 2023

CON EL "A DE PLATA" EN EL BOLSILLO. 98- "La V". Calor, GPS, el Silencio y un cojín hinchable. 1: de asientos

Miré un día la fecha del carnet de conducir y me di cuenta que hace más -mucho más- de veinticinco años que aprobé el permiso importante, "el de moto", el A (en aquella época, A2). Así que me propuse dar un poco la brasa y contaros manías y anécdotas que me han ocurrido durante este tiempo. ¿Hasta cuando? No lo sé, según me vaya acordando (algo difícil con este cerebro cada día más reblandecido que tengo), según me vayan ocurriendo... o cuando digáis basta.

98- "La V". Calor, GPS, el Silencio y un cojín hinchable. 1: de asientos
Creo que estaremos de acuerdo si digo que este verano ha sido cálido, muy muy cálido. Ahora, ello no me ha impedido dar unas vueltas, una de ellas de más de 500 kms, con 300 largos de curvas ¡como debe ser!. Pero antes, iba a incluir un par de gadgets nuevos en 'la V': uno por salud personal y otro para acabar de una vez de entrar en esta parte del Siglo XXI.

El uno: un cojín hinchable

Desde que compré la 1050 he tenido problemas con el asiento en la zona del sacro, creándome dolores si la tirada es de más de dos horas. Mejoré con la incorporación de gel y viscoelástica por un profesional en el asiento de 'la V', además de cambiar mi postura cuando voy por autovía... seguro que sacando culito pato estoy de foto por detrás. En el viaje que hicimos en abril, de unas nueve horas de ida y otras tantas de vuelta, llegué tocado, aunque fue asumible. Pero en julio, sin hacer apenas moto, volvió la molestia, supongo que por el sobrepeso, la mala postura viendo la tele... y las horas de teclear moto rollos. Así que, además de comprar un cojín para la silla del ordenador, estuve estudiando opciones para la 1050. 

Una de ellas pasaba por probar algún pantalón de ciclista, aunque un especialista en ello me dijo que no veía que me fuera a solucionar ese problema en concreto. Otra era volver a modificar el asiento, ahora en profundidad, enviándolo a algún reputado especialista, pero el precio es alto y el aspecto ya es... distinto. En una touring perfecto, pero lo que he visto en fotos que han logrado con las V-Strom 1050 no me convence. 

Al final me decidí por una tercera vía: un cojín de los que se ponen encima. Buscando encontré desde muy baratos a algo caros, pero yo no podía jugar, tenía que ser de alguna empresa con prestigio. Unas cuantas horas buscando información de productos y comentarios de usuarios me dirigieron a los cojines hinchables y, de ellos, a una marca en concreto: Comfort Air. Los británicos son especialistas en todo tipo de soluciones para camioneros, motoristas, asientos incómodos en general y lo para mí más llamativo: sillas de ruedas. También he visto buenas opiniones de Air hawk, con productos similares, pero al final de Confort Air sí he encontrado pruebas y opiniones en castellano, además de distribuidor en España. Mi asiento mide 43 cms de largo y 31 cms de ancho mayor, por lo que como recomiendan que sobresalga el cojín un poco, de las cuatro opciones que tienen me decidí por el modelo Tourer. La tienda donde pregunté me lo trajo en apenas dos días y con descuento 'por ser yo': 88 euros y en casa.



'Unboxing'
En la caja unas sencillas instrucciones, la funda con correas y el cojín hinchable que va en el interior. Con 'la V' surge un problema: el asiento es partido y el que sale cuando usas la llave es el de la pasajera, teniendo que quitar dos tornillos para soltar el del conductor. Por tanto, la gracia de 'me voy a dar una vuelta, se lo pongo; vuelvo y se lo quito' no es tan fácil. Por lo demás pones en su sitio la funda, aprietas por debajo las dos correas (para mí algo finas)... y fin de la instalación.




Una vez la funda en su sitio, viene lo más tedioso: ajustar la presión del cojín hinchable interior. Con unos soplidos que le des ya coge forma, lo introduces y te sientas para probar. La mayoría de las veces te has pasado, pero la válvula es muy accesible y puedes soltar aire sin problemas más allá de dejarlo flojo... y vuelta a empezar. Mejor hacerlo en el garaje que en la calle, o algún adolescente de mente sucia puede soltar alguna gracia viendo como soplas por el tubito.... 😬 


La cuestión es que tienes que buscar un compromiso, porque la idea NO es que tu culo flote. Recomiendan que quede un poco bajo para que tengas prácticamente el mismo contacto que siempre, pero con el aire moviéndose de una cámara según te posicionas, lo que logra rebajar presiones en zonas determinadas. En mi caso a veces lo he llevado algo bajo para curvear y sentir que controlo la moto, y otras veces un poco más de aire para aumentar la comodidad. También te aconsejo que, si te haces con uno, pruebes a cambiar tu posición a más o menos adelantada, con ello notas que el aire se va a otras zonas y con ello puede que encuentres tu solución ideal. Es cuestión de probar qué te acaba gustando más... pero ya te digo que sí se nota. No pasas a tener un sofá, pero los viajes se hacen más llevaderos, tanto más cuanto más piedra sea tu asiento, algo que descubres fácilmente quitando el cojín y dando una vuelta sin él. 


Resumiendo...
Aquí lo que opino en forma resumida:

Ventajas:
-Fácil instalación (siempre que tu asiento salga con la llave).
-Lo pones y lo quitas cuando quieres.
-Posibilidad de ajustar la presión a tu gusto.
-Puedes acoplarlo a otras motos que tengas, además de poder usar el cojín en otros sitios (coche, casa).
-Con los cierres por debajo del asiento, se hace muy difícil robar la funda.
-Precio comparado con que un especialista te modifique el asiento.

Inconvenientes:
-Difícil de montar en algunos asientos (atornillados, de formas inferiores complejas...)
-Eleva la altura del asiento si lo hinchas mucho.
-Precio contra soluciones parecidas pero en gel o estructuras flexibles.
-Posibilidad de pincharse.
-Posibilidad de que te robe algún gracioso el cojín interno (la cremallera no tiene posibilidad de bloqueo).
-Estética... pues eso, ortopédica. Además, por mucho aire que pongas siempre parece medio vacío por dentro. Ahora, siempre tienes la opción de quitarlo y gastarlo cuando realmente haga falta.


Una cosa solucionada... o al menos mejorada. Ahora tocaba, de una puñetera vez, entrar en esta tercera década del Siglo XXI en la que estamos ¿no os parece?



1 comentario:

Lorena dijo...

Exelente post el que nos compartes sobre esta motociclete

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