redondos, como se estilaba en aquellos años. Y la decoración ha sido sobria pero contundente: un gris gunmetal con ribetes y guardabarros rojo brillante, unos toques de cuero marrón, y los clásicos portadorsales ovalados con fondo blanco. Un portamatrículas mínimo... y ya está: una moto totalmente utilizable pero con aspecto arrebatador. Sin perder prestaciones, sin perder seguridad, pero con un aumento considerable de imagen.
¿A que no estaría mal tener una así? Pues sigue imaginando... o ponte en contacto con ellos. Igual en breve puedas lucir una moto así de bonita.
¿Te ha gustado? Pues no te pierdas la siguiente: una Suzuki DR 600 ¡pasada a los años setenta!
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