27 julio 2012

Operación Verano. LAS ANÉCDOTAS DE MIS AMIGOTES DE LAS MOTOS: Camelot

Llega el verano profundo... y otro año más vuelvo a estar lejos de mi ordenador (cosas de no tener portátil). Así que repito mi Operación Verano, recordando algunos de mis envíos de estos dos años ¡Disfrutar del calorcito y mucha moto!


Jorge “Camelot” es un buen amigo del trabajo. Es el vivo ejemplo de que no es necesario tener moto para sentirla en tus venas, en disfrutarla en sueños. Siempre que no hablamos de la Guerra de las Galaxias (su otra afición… ¿o debo decir vicio?) hay motos por el medio. Pero no hay comentarios de los distintos mundiales, ni de lo bonita o feita que es esta u otra moto, no. Él sorprende por lo que se preocupa en mejorar su conducción, y siempre que puede coger prestada alguna moto, intenta aplicar la teoría. Un gusto sentirte “profesor”, aunque por su forma de conducir, necesita pocos consejos. Y yo que salga más con él.


Aquí empieza mi relato de explicar como conocí a MiguelXR33, espero ser breve.

¿Se puede ser motorista sin moto? La respuesta es evidente para mí:
¡Sí!

Han tenido que pasar 33 años de mi vida para sacar adelante esa sensación de saber que mi mundo eran las motos, pero, ser a su vez consciente de que mis neuronas y mis hormonas estaban peleadas a muerte con la sensatez (gracias a esta ultima que gano la batalla creo que sigo en el mundo de los vivos).

 Cuando por fin supe que todo en mi cuerpo estaba en calma me puse a pensar en mí, mi mujer (¡Mas motera que yo os lo aseguro!, su lema es “todo lo que no sea una R1 es un hierro caducado”) y mis dos nanos, y lo tuve claro: ”tengo que hacer un curso de conducción para lidiar con el mundo de las dos ruedas”. Mi mente estaba vacía y era perfecta para asimilar todos los conceptos que me pudieran enseñar. 
¿Tenía ya moto propia? No, pero me dejaron una para aprender en un circuito cerrado las técnicas de conducción. 
Después hice otro curso de trail ¿Tenia una trail? No, pero me dejaron otra para aprender. 
Y ya por ultimo un ultimo cursito para aprender a manejarme en la jungla del asfalto ¿Tenia una rutera? No, pero lo bueno de los cursos es que te pueden dejar material que para eso pagas. Este último fue el que mas disfrute, pues pude poner en práctica todo lo asimilado previamente, tanto práctico como teórico. Os juro que mi mundo cambio desde entonces.

Me busque un “club” aquí en Valencia. Tenía varias opciones, pero me decanté por la opción “B”,  recomendación del amigo Boquera que me dijo “aquí están todos locos” y yo, que siempre he dicho que la locura es el culmen de la inteligencia, me dije “este es el mío”. Así que allí me apunté. Fue curiosa las primeras preguntas de la gente “¿Qué moto tienes?” Ninguna decía yo, pero no hay problema, ya me dejarán alguna los “amigachos”. Y así era, siempre saliendo de prestado.

Entre toda aquella gente hubo varios que me sorprendieron por personalidad propia, Sáez, Baena, Toribio, Julián, Cortés, MiguelXR33, Acedo, Morales, Antonio, Vico y Amador. De esta gente aprendí una barbaridad de cómo disfrutar de la moto con seguridad, aplicando todo lo aprendido en los cursos de conducción. Aprendía sobre la marcha todo lo que me iban enseñando, intentaba asimilar todo lo bueno que me estaban transmitiendo.

De esto han pasado ya tres años y lo mejor de todo es que puedo decir que después de muchos conocimientos asimilados encima de la “burra” puedo decir con orgullo que todavía me sorprenden y puedo seguir aprendiendo de la “jartá” de kilómetros que me llevan de ventaja.
Desde estas líneas quiero darles las gracias a todos ellos.

Vsssssssssssssssssssssssssss!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

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