Jorge
“Camelot” es un buen amigo del trabajo. Es el vivo ejemplo de que no es
necesario tener moto para sentirla en tus venas, en disfrutarla en
sueños. Siempre que no hablamos de la Guerra
de las Galaxias (su otra afición… ¿o debo decir vicio?) hay motos por
el medio. Pero no hay comentarios de los distintos mundiales, ni de lo
bonita o feita que es esta u otra moto, no. Él sorprende por lo que se
preocupa en mejorar su conducción, y siempre que puede coger prestada
alguna moto, intenta aplicar la teoría. Un gusto sentirte “profesor”,
aunque por su forma de conducir, necesita pocos consejos. Y yo que salga
más con él.
Aquí empieza mi relato de explicar como conocí a MiguelXR33, espero ser breve.
¿Se puede ser motorista sin moto? La respuesta es evidente para mí:
¡Sí!
Han
tenido que pasar 33 años de mi vida para sacar adelante esa sensación
de saber que mi mundo eran las motos, pero, ser a su vez consciente de
que mis neuronas y mis hormonas estaban peleadas a muerte con la
sensatez (gracias a esta ultima que gano la batalla creo que sigo en el
mundo de los vivos).
Cuando
por fin supe que todo en mi cuerpo estaba en calma me puse a pensar en
mí, mi mujer (¡Mas motera que yo os lo aseguro!, su lema es “todo lo que no sea una R1 es un hierro caducado”) y mis dos nanos, y lo tuve claro: ”tengo que hacer un curso de conducción para lidiar con el mundo de las dos ruedas”. Mi mente estaba vacía y era perfecta para asimilar todos los conceptos que me pudieran enseñar.
¿Tenía ya moto propia? No, pero me dejaron una para aprender en un circuito cerrado las técnicas de conducción.
Después hice otro curso de trail ¿Tenia una trail? No, pero me dejaron otra para aprender.
Y
ya por ultimo un ultimo cursito para aprender a manejarme en la jungla
del asfalto ¿Tenia una rutera? No, pero lo bueno de los cursos es que te
pueden dejar material que para eso pagas. Este último fue el que mas
disfrute, pues pude poner en práctica todo lo asimilado previamente,
tanto práctico como teórico. Os juro que mi mundo cambio desde entonces.
Me
busque un “club” aquí en Valencia. Tenía varias opciones, pero me
decanté por la opción “B”, recomendación del amigo Boquera que me dijo “aquí están todos locos” y yo, que siempre he dicho que la locura es el culmen de la inteligencia, me dije “este es el mío”. Así que allí me apunté. Fue curiosa las primeras preguntas de la gente “¿Qué moto tienes?” Ninguna decía yo, pero no hay problema, ya me dejarán alguna los “amigachos”. Y así era, siempre saliendo de prestado.
Entre
toda aquella gente hubo varios que me sorprendieron por personalidad
propia, Sáez, Baena, Toribio, Julián, Cortés, MiguelXR33, Acedo,
Morales, Antonio, Vico y Amador. De esta gente aprendí una barbaridad de
cómo disfrutar de la moto con seguridad, aplicando todo lo aprendido en
los cursos de conducción. Aprendía sobre la marcha todo lo que me iban
enseñando, intentaba asimilar todo lo bueno que me estaban
transmitiendo.
De
esto han pasado ya tres años y lo mejor de todo es que puedo decir que
después de muchos conocimientos asimilados encima de la “burra” puedo
decir con orgullo que todavía me sorprenden y puedo seguir aprendiendo
de la “jartá” de kilómetros que me llevan de ventaja.
Desde estas líneas quiero darles las gracias a todos ellos.
Vsssssssssssssssssssssssssss!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario