25 julio 2011

Operación verano: La apuesta, la Impala y la historia oculta. (4 de 6)

Operación Verano.
Lo siento chicos y chicas, pero uno de los problemas graves de no tener portátil es no poder escribir para vosotros. Además, que entenderéis que algunos estamos de "vacaciones"... esto es, los niños lo están, y los padres tenemos que cuidarlos. Así que difícil lo tengo para escribir.
Pero bueno, aprovechando que cuando iniciamos Voromv nos leía poca gente... ¿porqué no  "desempolvar" mis primeros envíos? Así que permitirme la osadía y haré como en las cadenas de televisión: reposiciones para verano.
Nos leemos de nuevo (y con nuevo) en septiembre.
(Novela) LA APUESTALA IMPALA Y LA HISTORIA OCULTA.


 4 de 6- Terreno conocido.

  La Impala está siendo todo un éxito. No solo es piropeada por todo aquel que se me acerca (que, sorprendentemente, son muchos) sino que además está rindiendo de un modo impresionante. En las rectas apenas tengo potencia para adelantar con dignidad a los camiones más potentes, pero en las curvas…

  Al salir del bar he coincidido con unas modernas deportivas. Uno de los motoristas, el único mayor del grupo, ha alabado mi buen gusto. Los jovencitos me miraban con una mezcla de curiosidad y desprecio.
  Mientras ellos se ajustaban el equipamiento, yo he salido a la recta. No han tardado mucho en pasarme al doble de lo que voy. Pero la recta se ha acabado y los veo a tres curvas de mí. Estrujo las marchas, machaco el doble leva delantero, apuro los neumáticos… el último del grupo no me dura ni un asalto. Su amiguito siguiente me mira con ojos como platos y no ofrece batalla. Y poco a poco aprovecho que el terreno está sumamente cerrado y que no me es desconocido, para acercarme a dos que están rodando alegremente rápido. Ni intento alcanzarlos, no podría. Pero logro no perder sus matrículas no cortando en las curvas, recuperando algo de lo (mucho) que me sacan en aceleración.

  El puerto acaba en una kilométrica recta. En su mitad, un amplio cruce. Y allí se están reagrupando los rápidos esperando a los lentos. El primero de ellos, no me sorprende, es el mas mayor de todos. Me recibe con una sonrisa de complicidad, una mirada de lobo viejo que todavía tiene mucho que enseñar… y noto que me ve como su igual. No, no tengo todavía sus años, pero creo que la  Impala nos ha acercado. –“sabía que en este puerto retorcido como una cuerda dentro de un saco serías capaz de sacarle los colores a mas de uno de estos novatos… siempre les digo que no es la flecha, es el indio… y tú se lo has demostrado.”

  Pues sí, lo he demostrado. Soy bueno. Y la Impala mejor


(continúa dentro de dos días)

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