24 noviembre 2010

500 GP: la prueba de mi vida. (novela) 5 de 5: Saltar desde un trampolín a gran altura

-PARTE UNO- Presentaciones

-PARTE CINCO- Saltar desde un trampolín a gran altura.
  Después de darle una buena tanda, mi mecánico me pasa el manillar. Le pone gasolina por enésima vez (¿cuánto bebe este monstruo?) y los consejos… ahora sí les presto absoluta atención: -“venga, unas pocas vueltas, que las pastillas de carbono empiezan a desaparecer y todavía no tengo recambio. Recuerda ponerlos calientes, lo mismo que las gomas, no aprietes la primera vuelta. Creo que he acertado con los reglajes para ti, un poco más duros de lo que a mí me gusta. Recuerda, hay que llevarla de lado. No lo intentes toda una vuelta… no estás preparado para ello. Eso sí, elige un par de curvas donde creas que puedes hacerlo e intenta cruzarla. Sabes hacerlo, pero eres tú el que se tiene que atrever a saltar desde un trampolín a gran altura”.
  Lo mejor de todo es que, como siempre, él me ha dicho lo que yo pensaba. Acabo de darme cuenta que siempre lo ha hecho. La diferencia es que siempre lo había considerado todo como “una batallita de abuelo”, pero ahora es el consejo de un gran profesor. Y como su alumno aventajado, voy a intentar no defraudarle.

  Un empujón, culo arriba y abajo, soltar embrague y con un agudo sonido el motor arranca sin problemas. Salgo despacio de pit, entro a pista y un toque al gas… arriba, como es normal en ella, solo que esta vez soy yo el que la provoca, con cuidado.
Una vuelta, dos. Disfruto lo agilísima que es, como cae en las curvas en un suspiro, como se levanta con solo pensarlo. Descubro como entra la potencia al rondar las 9000rpm, y que en algunos puntos podré empalmar marchas por encima de ahí. Debo acostumbrarme a que no retiene. Le cojo el aire con precaución a su frenada, buscando puntos de referencia impensables unas horas atrás, cuando llevaba simples motos de calle con una supuesta alta preparación. Tengo dos curvas en mente. Y llego a la primera.

  El primer intento, el segundo, repetir a la siguiente vuelta. Nada. Apenas una deslizada, o una brusca cruzada. Tercera vuelta intentándolo. Y por fin algo he hecho. Hago la recta como si no existiera, freno, en la siguiente curva…
Entro inclinado, no tanto como con la 1000, después de haber frenado hasta casi la mitad de curva. Abro con suavidad con el motor alto, noto como la rueda trasera empieza a salirse de trazada, oigo el motor subir unos centenares de vueltas… ya desliza. Y lo hago. Me tiro a la piscina. Aprieto fuerte la estribera exterior, empujo con la rodilla interior, se incorpora increíblemente rápido… ¡más gas! El motor cambia de sonido, comienza a chillar y la rueda trasera se va de lado, intentando adelantar a la delantera. No más gas, un poquito menos… mantente así… de lado, de lado… y maravillosamente la moto se endereza, noto como el neumático deja de derrapar y con un aligeramiento de dirección me lleva a una velocidad prodigiosa mientras la 500 se levanta y el motor pide una marcha más.
  Corto. Una última vuelta, despacio, disfrutando su agilidad, su facilidad para los caballitos. En la curva donde lo he hecho, fuera de la trazada normal, la sombra de un neumático que se ha quemado en el suelo. Mi firma, su firma.

 
Epílogo.
  Acabo de llegar a casa de mi mecánico, con dos enormes pizzas y un montón de cerveza. Su mujer me recibe con una sonrisa, mezcla de alivio y orgullo por ver que hemos sobrevivido a la experiencia. La cena es acompañada por magníficos videos de carreras de 500cc: grandes grupos, grandes derrapadas… grandes caídas.
  En la puerta de su casa, en las despedidas, mi mecánico me mira con una sonrisilla y me suelta un simple “hasta mañana”. Y, por segunda vez hoy, me vuelvo a tirar a la piscina desde un trampolín bien alto: “Estaba pensando que el miércoles tenemos un hueco en el circuito… y tienes que devolver la 500 el viernes ¿no?” le suelto a mi mecánico a bocajarro. Su sonrisilla se transforma en una sonrisa plena…


Dedicado a Dennis Noyes y César Agüí… con sus humildes pruebas ellos me hicieron imaginarlo.





Relatos a la luz de una pantalla continúa aquí:

Endurance: Relevo final

5 comentarios:

Voro dijo...

Gran prueba, y no menos grande dedicatoria.Excelente.
Te doy la razón en que Agüi en lo técnico, y Noyes, en lo práctico, nos lo explicaron de manera que pudiéramos entenderlo todo. Nos hicieron posible soñar con ser pilotos. Tengo en mi memoria, grabado a fuego, la pasada de última vuelta a un presuntuoso gran campeón italiano.
asimilé sus enseñanzas.

Voro dijo...

Por cierto, muy buena analogía.... Atreverse a saltar desde un trampolin.

MiguelXR33 dijo...

Lo del salto lo he sacado de un comentario que le hizo Kevin Magee a Dennis, cuando éste probó su Yamaha Lucky Strike para Solo Moto 30 en 1987. De esta y otras (pocas) pruebas más he intentado captar las sensaciones, el comportamiento... muy humildemente por mi parte, por supuesto, tal como hacía Dennis, o nuestro querido César.

No sé si será nostalgia o qué, pero por mucho que leo revistas actuales no encuentro ningún probador que me haga sentir lo que ellos dos, o Alan Cathcart, me inspiraban... y me siguen inspirando cuando releo sus pruebas. Quizá era porque eran pilotos aficionados, humildes, que buscaban más contar como iba la moto y porqué sus creadores y pilotos habían llegado hasta allí, que intentar marcar vuelta rápida o hacer un publi-reportaje del montón de piececitas chulas que han comprado e instalado en su joyita... sin decirnos claro si realmente vale para algo.

Bueno, voy a decir que las historias "el año que corrimos peligrosamente" que Pepe Burgaleta y Sergio Romero escribieron en La Moto también me gustaron... me encanta cuando un piloto reconoce que pasa miedo.

En fin, es el progreso. Voy a dejarlo que enseguida Paxau me tilda de caduco... :-)

Anónimo dijo...

Muy bien contado..y que envidia compañero.
Creo que tener la oprtunidad de montar en una 500GP es algo unico y, de alguna menra, indescriptible. Te envisio en ese aspecto.

Respecto de la prensa, yo crecí con la "cinta americana" y las pruebas del MotoVerde (alla por finales de los 80 y comienzos de los 90) cuando las pruebas transmitian realidad y sensaciones. Y que decir de las historias de Noyes...que temrinaba hablando de su svecinos en los USA, del tractor del hijo de su vecino.

Hoy, demasiados intereses comerciales y demasiado intrusismo y poca profesionalidad acaparan las paginas de esas revistas qeu, antaño, me-nos hicieron vivir con ellos cada prueba, cada km, cada trialera y cada moto probada.

Enhorabuena por la 500gp, una verdadera experiencia.

Si cualgas los videos..avisa.
Saludos cordiales.

MiguelXR33 dijo...

Amigo anónimo, me temo que no has visto el título que inicia la historia: en paréntesis lo pone claro: NOVELA.

Eso es lo que es, lo que son las historias que cuento, meras invenciones aplicando un poco de imaginación a mis experiencias con motos convencionales de asfalto y campo. Ni he probado una 500 de Gran Premio, ni he corrido en las 24 Horas, ni he recorrido de punta a punta España en una Impala, ni he sido pulido por "El Figura"... bueno, pulidas sí que me han dado algunas. En todas estas historias me he basado en vivencias personales en carreras, viajes o picadas, y en mucha, mucha lectura de grandes periodistas del motor, una especie en que coincidimos está en vías de extinción.

Eso sí, si alguien tiene una 500 y quiere que cuente lo bien que va... solo tiene que pedírmelo y hago un hueco en mi agenda... ;-))

M.

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