25 agosto 2019

Abierto por vacaciones. EXTRAÑAS MOTOS CON ALMA ESPAÑOLA. 6- Sanglas 400 Y: el pacto para salvar una fábrica

Extrañas motos con alma española. 6- Sanglas 400 Y: el pacto para salvar una fábrica
La Sanglas 400-Y fue una curiosa combinación, al instalar un motor Yamaha XS 400 de simple árbol de levas y dos válvulas en el bastidor de la última monocilíndrica de la marca, la 500 S-2, con sus llantas de aleación y sus tres frenos de disco.

Sanglas 400 Y
Si hablamos de la moto en sí, podemos observar muchos claroscuros, ateniéndonos a la producción de la época: 
El motor era robusto y subía bien de vueltas, incluso era más potente que la versión de la que se extrajo, debido al buen respirar de sus enormes silenciosos... ahora, los nefastos carburadores Amal (que se desajustaban al momento... menos mal que se podían comprar a precio de oro los Mikuni originales) y el ruptor-platinos en el encendido (sustituido años después por un electrónico Hitachi... cuando no se ponía cualquier otro de mejor calidad que lo original) fueron un incordio. 

El bastidor, con una elevada rigidez de tubos al estar concebido originalmente para montar sidecar, y las suspensiones (robustas Telesco diseñadas para funcionar bien en las -horribles- carreteras de la época) le daba a la motocicleta una estabilidad que ya quisiera su "prima" japonesa XS... pero los fofos frenos (con una bomba de la marca diseñada para aquel horrible monodisco "in-board" oculto en el interior de la llanta); el anclaje sobre silent-blocks de manillar, estriberas y motor; y la -muy- baja calidad de mandos y piñas eléctricas; estropeaban un conjunto que podía haber sido muy bueno. 


Sanglas S-400-Y
Además, faltó imaginación (y dinero) para diseñar un aspecto bastante menos serio que el clásico de las monocilíndricas. Menos mal que los de Plásticos Puig lo solucionaron con su kit de depósito y tapas que vendieron a montones... incluida a la propia marca para la última versión (S-400-Y) que en su año final de producción mejoró de una forma llamativa con nuevos mandos, bombas de freno y piñas (Magura y Merit), carburadores y encendido japonés y suspensiones más firmes y de mejor calidad... el canto del cisne.


La base, Sanglas 500 S-2...

... con el motor de la Yamaha XS 400


Del porqué de la combinación hispano-japonesa hay mucho que contar, pero podemos decir que en un intento de salvar la plantilla de trabajadores (pensad que el final de los 70 y primeros 80 fue terrorífico para toda la industria española, anclada en el proteccionismo de la época de Franco, y que tuvo que entrar a las duras en el mercado internacional) la familia Sanglas rompió el pacto de "no venderse al extranjero" que tenía con SERMOTO (la asociación de fabricantes de motos españolas) y gestionó la importación de motores extranjeros... japoneses, mejor dicho. Con ello se lograron inversiones por parte de bancos y al principio las ventas -a falta de mejores motos, la única competencia aquí era europea, no japonesa- fueron buenas... pero el precio no acompañaba y apenas se exportaba (algo necesario para ganar realmente dinero... de nuevos mercados), por lo que con una jugada maestra y posiblemente con el beneplácito escondido de Yamaha, el banco Banesto adquirió el 50% de la marca y con ello logró que los japoneses pudieran introducirse a fabricar en España, saltándose las cuotas de importación que existían. Ahí acabó el futuro de la marca como tal, y el nacimiento de SEMSA... y la llegada de la marca de los diapasones a nuestro país.


Documentación: Juan Carlos Muñoz (Motos de Ayer), Alberto_M (clubsanglasmadrid), Motociclismo Clásico.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Pues no recuerdo muy bién que moontaban las Sanglas Yamaha, pero yo tuve una 500 S2 yllevaba Brembo serie Oro de la época....

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