Y capítulo 4: los viajes
Despues de
aquella primera transpirenaica nuestros viajes han sido muchos, la
mayoría cortos y por la península, pero ha habido unos cuantos más
o menos largos.
Desde que la
tenemos poco a poco nos hemos ido complicando la vida, en verano de
2014 realizamos un viaje por los Alpes on-off, subiendo hasta la cima
de Europa tanto por asfalto en el Col de la Bonette, donde superamos
por poco los 2800 metros, como por caminos: en el Sommeiller
alcanzamos los míticos 3000. Fué un viaje maravilloso.
Hasta ahora
todos nuestros viajes veraniegos los habíamos hecho en moto pero
para este viaje había una premisa que era la de la ir de lado a lado
con la casa a cuestas (camping) y además llevar el perro (igual que
hicimos en la transpirenaica). En ninguna de las motos que tengo
puedo cargar al perro y todos los trastos de camping y además poder
hacer campo...así que ese viaje lo hicimos con la Ural, que además
nos permite turnarnos conduciendo y no me arrepiento en absoluto
¡menuda experiencia!
¿Ya he
mencionado que el sidecar reune los inconvenientes del coche y de la
moto? En este caso eran las ventajas: capacidad de carga del coche
(no tanta pero casi) y contacto con la naturaleza propio de la moto.
Además el side te permite ir en ropa "de calle" y en
verano puedes ir fresquito y cómodo, aunque esto es más una opción
personal: hay que valorar que si tienes un accidente vas poco
protegido, aunque por otro lado el propio side elimina muchas
posibilidades de caida (lentas, en parado etc).
Después de
este maravilloso viaje de 20 dias tocaba cumplir otro de mis sueños
que no era otro que el de ir a una auténtica reunión invernal, y me
refiero a una invernal "de
verdad", de las que se hacen en
Europa a muchos grados bajo cero y con nieve y hielo.
La elegida
fué el Rally des Cols Blancs, realizado durante el mes de enero de
2015 en plenos Alpes franceses. Una reunión diseñada especialmente
para sidecares (aunque también vino un tipo con una moto y patines
laterales) Nos enfrentamos a condiciones realmente duras tanto de
temperaturas como de estado del piso: zonas heladas, zonas con nieve
profunda sobre asflato (hasta 20 cm), alguna tempestad de agua y
nieve...en fin, lo que se dice "un completo".
Las
sensaciones fueron únicas, espectaculares, casi diría que
indescriptibles en algún momento y ninguna de las fotos que pueda
enseñaros os pondrán en el lugar de aquello.
La Ural
estaba en su salsa en esas condiciones invernales, gracias a su
tracción 2WD podías circular con toda seguridad, incluso detenerte
y arrancar donde otros vehículos ya no volvían a arrancar a causa
del suelo helado.... en fin algo realmente épico.
Una aventura
que sin duda repetiremos.
Por cierto, ya andamos por los 26000 km y seguimos encantados con nuestra rusa.
Esta anécdota ¡y muchas más! en Relatos / Las anécdotas de mis amigotes de las motos
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