Yamaha España, cierra su fábrica.

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La crisis del sector de las dos ruedas se ha cobrado una nueva víctima, aunque posiblemente no será la última. La dirección de Yamaha Motor España anunciará oficialmente hoy a sus trabajadores que tiene la decisión en firme de cerrar la fábrica que la compañía japonesa de motocicletas tiene en Palau-Solità i Plegamans, en Barcelona.

El nuevo presidente del consejo de administración de Yamaha en España, Hajime Yamaji, no ha tardado ni un mes en anunciar esta decisión, desde su llegada al cargo el pasado 1 de enero. Yamaji, que conserva su cargo como presidente de Yamaha Motor Europa, quiere concentrar la capacidad productiva europea de la marca japonesa en Francia.

La justificación de esta medida vendrá por los resultados de Yamaha Motor España, que comenzaron a resentirse en 2009, cuando la compañía realizó un ERE y las ventas cayeron un 25%. El año se cerró con una facturación de 197 millones de euros, frente a los 502 millones de 2007 y 365 millones de 2008. Era la primera vez que las cifras reflejaban pérdidas desde que en 1981 Yamaha, a través de la compra de la española Sanglas, decidió instalarse en España.

Las previsiones para 2010 eran positivas, al asumir la producción de los modelos trail de 660 centímetros cúbicos que, hasta ahora, la compañía japonesa fabricaba en Italia, en una fábrica que tuvo el mismo final que le espera a la instalación de Palau. Además, contaba con la garantía de la fabricación del scooter X-Max, uno de los modelos más vendidos en España. A pesar de las buenas perspectivas, las cifras de ventas en España han relegado a Yamaha a ser la tercera marca más vendida, por detrás de Honda y Piaggio, cuando en 2009 ocupaba un sólido liderazgo, con 28.213 unidades. El año 2010 se ha cerrado con 20.587 ventas, entre motos y ciclomotores, un retroceso del 27%. En Europa las ventas han caído un 47%, una de la razones que alegará la dirección a la hora de presentar el ERE.
417 trabajadores quedarán en el paro, tras este cierre. La empresa ha ofrecido recolocar a cien de ellos en la planta de Francia. Triste.
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